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Mayo, 2010
Por Sergio Augusto Vistrain
Nadie puede hablar de
la temperatura del agua mejor que quien está dentro de la piscina. El
siguiente es un testimonio acerca de mi experiencia personal con la
“Clínica de Atención Integral en Síndrome Post Polio” del Instituto
Nacional de Rehabilitación (ver http://www.postpoliomexico.org/Noticia16.html)
sobre la cual tenemos particular interés en la Organización Mexicana para
el Conocimiento de los Efectos Tardíos de la Polio, A. C. (OMCETPAC), ya
que, además de haber remitido incontables personas afectadas por la
poliomielitis para que sean atendidas ahí de los efectos tardíos de la
enfermedad, nos ha brindado su colaboración con respecto a algunos
pacientes que se acercan a nosotros en busca de ayuda y orientación. Esto
sin contar la colaboración, poca o mucha, que nosotros hemos podido
brindarle en lo que ha estado en nuestras manos. El
primer contacto lo tuve por teléfono, medio por el que me dieron cita para
la “Preconsulta, una valoración médica preliminar para definir si la
atención de mi diagnóstico corresponde al Instituto, de acuerdo a los
criterios de admisión establecidos”. En
esa “Preconsulta”, el médico que me atendió, luego de escuchar mis
síntomas, me aceptó como “Paciente del Instituto”, bajo el
“Diagnóstico presuncional” de “Probable Síndrome Postpolio”, según quedó
asentado en el “formato de registro de preconsulta, mismo que me sirvió
para realizar los trámites que seguían (estudio socioeconómico y cita a
consulta de primera vez). Por
ser persona con secuelas de poliomielitis, además de mis síntomas y mi
diagnóstico presuncional, fui remitido a la “Clínica de Atención Integral
en Síndrome Post Polio”, donde me atendió personalmente la Dra. Teresa
Baños, coordinadora de la misma, quien me realizó lo
siguiente:
Gracias
a estas observaciones, la Dra. detectó los músculos de mi cuerpo
que tienen una fuerza disminuida, con respecto a lo normal, además de
ubicar las áreas donde sufro de dolores, tanto musculares como
articulares, fatiga, fasciculacioens, calambres y pérdida de masa
muscular. De
manera adicional pudo detectar que la temperatura de mis piernas es
sensiblemente menor a la del resto de mi cuerpo. Como
parte del rutinario procedimiento que se lleva a cabo en la Clínica, la
Dra. ordenó para mí:
Hasta
aquí, lógicamente, el diagnóstico no podía ser otro que el presuncional:
“probable síndrome postpolio”. En
el servicio de Rehabilitación Cardiopulmonar me tomaron radiografías de
tórax y me realizaron un estudio de la Función Pulmonar (espirometría),
así como un electrocardiograma, además de la respectiva exploración y la
respectiva historia clínica relativa a aspectos cardiopulmonares (hábitos
tabáquicos, entorno donde trabajo, etc.). Teniendo
en consideración toda esa información, la Dra. Moctezuma, encargada del
servicio, establece que, en este momento, mi función cardiorespiratoria es
idónea, pero estima necesario que sea revisado en el servicio de
Foniatría, dados ciertos problemas que estoy presentando con mi voz
(disfonía), y dados un par de eventos en las que he tenido
problemas para tragar el bolo alimenticio (disfagia).
En
el servicio de Foniatría, luego de hacerme una historia clínica
relacionada con los aspectos relevantes para esa especialidad
(antecedentes de enfermedades neuromusculares, hábitos alimenticios, etc.)
y hacerme pruebas de la fuerza muscular de la lengua y algunas pruebas de
dicción, me citaron para un estudio de deglución y
una nasoendoscopía, los cuales servirían para evaluar mi
dinámica deglutoria y para cuantificarme el tiempo de tránsito del bolo y
vaciamiento orofaríngeo, lo que, a su vez daría elementos a la Dra.
Villeda, responsable de ese servicio, para emitir su diagnóstico.
Partiendo
de dicho diagnóstico, se me hicieron una serie de recomendaciones,
incluidos ciertos ejercicios especiales, adecuados para personas con
problemas de carácter neurológico, como lo somos quienes fuimos afectados
por la polio. Semanas más tarde, de regreso en el consultorio de la Dra. Baños, y con los resultados de algunos de mis estudios de laboratorio, fui remitido al servicio de Rehabilitación Cardiaca, dados esos resultados y las variaciones de tensión arterial que me han detectado los diferentes médicos. En
mi cita en el servicio de Rehabilitación Cardiaca, el Dr. Ramos, me
hizo una serie de preguntas relativas a mis antecedentes patológicos,
tanto personales, como familiares, y checó mi tensión arterial y
mi ritmo cardiaco, escuchó, tanto mi corazón (en diferentes partes
del tórax y del cuello), como mis pulmones y observó mis
radiografías de tórax. Hecho lo anterior, me prescribió algunos
medicamentos y me programó para una "Prueba de Esfuerzo en
Brazos". Durante
la "Prueba de Esfuerzo en Brazos" estuvieron presentes tres Médicos
Residentes y el Médico responsable del Servicio, además de un Terapista
Físico, quienes, en todo momento estuvieron atentos, tanto de los datos
que se iban obteniendo, como de la fatiga muscular que, como ellos mismos
señalaron, es uno de los síntomas del SPP, detalle que tendrían que tomar
en cuenta en el momento de interpretar los datos, tarea a la que
dedicarían el tiempo adecuado, por lo que el dictamen sería emitido por
ellos unos días más tarde, cuando lo integrarán al expediente que
concentra la “Clínica de Atención Integral en Síndrome Post
Polio”. Cierto tiempo después, luego de una etapa de cierta estabilidad, nuevamente en el consultorio de la Dra. Baños, fui valorado en relación con un nuevo síntoma (neuralgia del crural) el cual ha sensiblemente afectado mi estado de salud y limitado mi movilidad, lo que ha significado otro duro golpe a mi calidad de vida. Es
claro que la “Clínica de Atención Integral en Síndrome Post Polio” es
mucho más que un consultorio; es la coordinación médica de los
diferentes servicios con los que cuenta el INR, cada uno de
los cuales son responsabilidad de médicos especialistas en sus
respectivas áreas, quienes están debidamente informados sobre el SPP,
por lo que sus observaciones y recomendaciones las hacen sin perder de
vista el que hasta este momento sigue siendo en mí el "Diagnóstico
Presuncional" de "Probable Síndrome Postpolio". En este punto, un diagnóstico definitivo que
en mi caso confirmara, o descartara, el SPP, por supuesto que sería
imposible, vamos, sería además irresponsable por parte de la clínica y la
Dra. responsable de la misma, pues a éste no se llega sino por
exclusión de otras patologías que pudieran explicar mi
sintomatología. Por
otro lado, pese a mi responsabilidad como presidente de la OMCETPAC, debo
confesar que no es mi máximo anhelo salir de ahí con la confirmación de
semejante diagnóstico, que sinceramente no necesito para colgarlo como
diploma en mi sala o en mi oficina, aunque sí me interesa, y mucho,
recibir la atención que requiera para los trastornos que afectan mi salud y, por ende, mi calidad de vida.
Hasta aquí, esta historia que, si bien
“continuará”, considero que deja muy en claro el profesionalismo, tanto de
la “Clínica de Atención Integral en Síndrome Post Polio”, como del
Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), en general, en lo que respecta
a la atención del paciente con secuelas de polio, por lo que no tengo
duda, ni inconveniente, en continuar recomendándola, desde mi posición
como presidente de una asociación dedicada con toda seriedad y
profesionalismo a obtener, generar y difundir conocimientos sobre los
efectos tardíos de la polio. Digo
lo anterior en mi calidad de paciente de dicha clínica, es decir, desde
“dentro de la piscina”. Atentamente, |
Fecha de publicación: 29 de mayo de 2010.
1ª actualización: 3 de junio de 2010.
2ª actualización: 8 de junio de 2010.
3ª actualización: 6 de julio de 2012.
La organización El Síndrome Post-Polio
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